La tutoría es el espíritu que anima toda la vida dentro de nuestro colegio, y existe un área especial que está a cargo de crear los espacios, tanto dentro como fuera del horario escolar, por medio de los cuales se pueda desarrollar la relación de tutoría entre los alumnos mayores y/o exalumnos, y los alumnos menores del colegio, de tal modo que el Evangelio sea anunciado con gozo y alegría entre los más jóvenes.
El área de tutoría, siguiendo nuestro proyecto educativo, se entiende a sí misma como una gran comunidad que, a su vez, trabaja en comunión con las demás áreas del colegio y de manera especial con la decanía.
En el centro de esta comunidad se encuentra la comunidad central de tutoría, que son todos aquellos que trabajan de manera formal dentro del colegio, a cargo de los diferentes ciclos o actividades al interior de él.
De este núcleo central brota la vida de tutoría dentro del colegio, y por tanto es muy importante que dentro de ella existan espacios para la escucha de la Palabra de Dios, la oración, la convivencia y el trabajo comunitario.
De esta comunidad surgen otras comunidades más pequeñas, que dependen de ella, y que se reúnen en torno a diferentes espacios y/o actividades de tutoría, como son los scouts, hora de tutoría, servicio, etc.
Estas comunidades son lideradas por exalumnos o jóvenes del Movimiento. Todos ellos conforman lo que hemos llamado comunidad de tutores exalumnos, y son guiados y acompañados en su misión por alguno de los miembros de la comunidad central.
Cada una de estas comunidades más pequeñas está formada a su vez por alumnos mayores que han asumido algún grado de responsabilidad dentro de ellas.
De esta manera los alumnos encuentran una manera concreta de ser parte de una comunidad apostólica de tutoría, desde la cual organizan diferentes espacios de misión en los que se va plasmando su propia experiencia de tutoría y comunidad.
Por todo lo anterior, una de las labores esenciales de tutoría es velar para que estas comunidades vayan creciendo y desarrollándose de acuerdo al espíritu que las anima, en comunión con las demás áreas dentro del colegio.
Para esto es fundamental que el área de tutoría provea los espacios de formación que los tutores necesiten, especialmente de vida comunitaria y de convivencia donde aprenden a corregirse, escucharse y obedecerse mutuamente.
Junto con esto es importante que todos los tutores, tanto alumnos como exalumnos, cuenten con un tutor mayor que les esté continuamente anunciando, acompañando y desafiando en su misión, pues sabemos por experiencia que “cuando a un joven se le pide poco no da nada, pero cuando se le pide mucho, lo entrega todo” (JMJ 2011).